Jose Antonio Arranz

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¿Como sobrevivir a la reuniones familiares en navidad?

12/12/2017 Deja un comentario

Resultado de imagen de navidades familiaresSe acercan unas fechas señaladas en las que la mayoría de las familias se reúnen para celebrar la Navidad. En muchos casos son días de reencuentros, felicidad y amor pero,… en muchos otros, es el momento de volver a juntarse con esa persona que no soportas o con la que te llevas mal.

Sí no te apetece juntarte con ciertas personas durante estos días no lo hagas. No obstante, y aunque no te apetezca asistir a algunas reuniones, puede ser que sientas presión por tener que estar presente en algunas comidas o cenas navideñas y en las que ir es la mejor alternativa que puedes tomar. Quizás por varias razones:

  • Por evitar conflictos con tú pareja o familiares.
  • Por querer hacer feliz a una o varias personas que estarán ese día y que sabes que les hace mucha ilusión que vayas.
  • Porque hay algunas personas en esa comida a las que sí te apetece ver.

¿Qué podemos hacer para sobrevivir a estas reuniones familiares?

  • Antes de ir intenta ajustar tus expectativas a la realidad. Si ya conoces a cada miembro de la familia y cómo suelen transcurrir estas reuniones, no idealices el encuentro imaginando que va a ser de otra manera. Esto ayudará a que no te frustres y puedas aceptar mejor la situación. A su vez, te ayudará a visualizar previamente cómo gestionar ciertos momentos tensos que se puedan generar, lo cual te dará confianza en ti mismo y te permitirá afrontar con más fuerzas el encuentro.
  • Afrontar el encuentro con buena actitud, te ayudará a ver las cosas de otra manera. Quizás, contagies tu positividad y contribuya a que todos estéis más relajados o sino, sencillamente, a que transcurra la reunión de una forma más amena para todos o al menos para ti.
  • Evita sacar temas que puedan resultar polémicos, ya sean temas de política, situaciones conflictivas del pasado o temas que ya sabes de antemano que van a generar un desencuentro. Quizás en estas reuniones la mejor opción sea hablar de cosas triviales, anécdotas y comentarios neutros que permitirán que se pueda desarrollar la velada de la manera más práctica. Evitar enfrentamientos te va a permitir sentirte más cómodo.
  • Si las conversaciones que se generan te aburren o te resultan desagradables, siempre puedes optar por estar presente sin estar escuchando lo que se dice. ¿Cómo se hace esto? Puedes aprovechar para centrarte en saborear la comida y centrarte en todos sus matices y texturas. Si realizas esta práctica de “comer de manera consciente” te aislarás por unos momentos del mundo, come poco a poco, saboréalo al máximo y siéntete a gusto con las sensaciones que se despiertan en tu paladar y por poder tener la oportunidad de tener un plato qué comer, piensa muchas personas estos días no tienen esta posibilidad, así que en ese sentido eres una persona afortunada.
  • No te fuerces a intentar agradar a todos, simplemente se trata de aplicar las estrategias anteriores para lograr sentirte lo más relajado posible antes y durante la reunión y una vez se acabe la comida puedes decidir irte, si te apetece te quedas un rato más y si sientes que ya has tenido suficiente puedes decir que has quedado o tienes otros compromisos y que te tienes que ir.

Jose Antonio Arranz

Psicólogo Clínico

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¿Cómo explicar a los hijos una ruptura de pareja?

28/11/2017 Deja un comentario

Resultado de imagen de ruptura hijosEn pocos años, la separación y el divorcio se han convertido en un fenómeno de gran importancia social en nuestro país. Cada año, el número de divorcios aumenta y todo indica que esta tendencia incrementará con el paso de los años.

En las últimas décadas del siglo XX el modelo de familia tradicional, donde hay dos progenitores, uno de cada sexo, viviendo como una unidad familiar independiente; donde las tareas familiares se dividen entre ambos, el padre se ocupa de trabajar fuera de casa y es responsable de la economía familiar, y la madre es la encargada de la casa y los hijos va quedando obsoleto. La sociedad se encuentra en un cambio constante y dio paso a una nueva generación donde la familia nuclear se diversifica en cuanto a su estructura y composición, así como en cuanto a los lazos existentes entre sus miembros. Como parte de esta diversidad pueden citarse las familias monoparentales, parejas de hecho, divorcios y separaciones, las familias formadas después de la ruptura de una unión familiar previa, las parejas homosexuales, etc.

Durante años, la separación y el divorcio han sido considerados como la última opción posible para una pareja rota. Se consideraba que la ruptura es la que conllevaba consecuencias traumáticas en los hijos y no se tenía en cuenta lo perjudicial que resultaba para ellos crecer viendo como sus padres discutían.

Las consecuencias de la separación y el divorcio dependen de manera muy significativa de cual sea el contexto en el que la ruptura se produce. No es lo mismo el mutuo acuerdo tras un progresivo enfriamiento de relaciones, que la confrontación continua.

Pero, ¿Qué pasos se deberían seguir para comunicar la ruptura a los hijos?

  • Es importante que a los hijos se les presente la ruptura como una decisión conjunta.
  • El niño tiene que ser informado. No dramatizar ni mostrar comportamiento victimistas.
  • Al niño no se le informa de los conflictos de fondo que la pareja tenga o que motiven su separación.
  • Hay que explicarles que han decidido vivir separados y que él no tiene nada que ver en esta decisión.
  • Es conveniente decir que les ha llevado mucho tiempo decidirse y que están seguros que es lo mejor para todos; por tanto, no es modificable.
  • Informar al niño de quién se irá de casa y con quién va a vivir.
  • Tan importante es lo que se dice como lo que no se dice.
  • Es importante dejar claro que no hay un bueno o un malo, que no hay víctimas ni culpables.
  • Es mejor que el adulto no fomente fantasías mintiendo sobre la realidad de la separación y creando una situación ficticia de pareja.
  • Aclarar al niño que se extingue el vínculo de la pareja, pero no el vínculo padre-hijo.

Si no se sabe cómo abordar este tema sería recomendable el solicitar la ayuda de un especialista que puede evaluar el caso en concreto y dar unas pautas más personalizadas a los padres  en función de la situación concreta de la familia y la edad de los niños sobre qué pasos a seguir al comunicar esta noticia.

Jose Antonio Arranz Alonso

Psicólogo Clínico

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¿ Por qué nos cuesta tomar decisiones?

14/11/2017 Deja un comentario

Resultado de imagen de decisiones

A diario tomamos pequeñas y grandes decisiones, unas más importantes o con mayores consecuencias que otras. Las decisiones forman parte de nuestra vida y la forma en que las tomemos van condicionando nuestra vida. Pero a veces la indecisión puede convertirse en un problema si por cualquier cosa que debamos valorar y determinar supone un obstáculo para nosotros.

¿Qué es lo que contribuye a que nos cueste tomar decisiones o no tomemos decisiones adecuadamente? Las razones más comunes son:

  • Miedo a tomar una mala decisión. ¿Es posible tomar siempre soluciones acertadas? ¿Qué puede pasar si tomo una decisión que no es la más adecuada? Siempre puedo regresar y volver a tomar una decisión en base a mis nuevos aprendizajes y experiencias. En cambio, ¿qué puede pasar si el miedo me gobierna y no decido por mí mismo las cosas? Me voy estancando y no aprendo de mis experiencias. “No tomar una decisión es tomar la decisión equivocada”.
  • Inseguridad. Muchas personas creen que las decisiones deben ser tomadas con completa seguridad. Creen que antes de tomar una decisión se deben saber todas las posibles consecuencias y opiniones y esta creencia evita que tomen una decisión. Es cierto que debemos tomar decisiones basándonos en las mejores o mayores probabilidades, pero no podemos esperar a tener la certeza de que va a salir bien, y estar completamente seguros de nuestra decisión.
  • Baja tolerancia a la frustración. Queremos estar seguros de la decisión que tomamos, y una de las razones es porque no llevamos bien afrontar el posible fracaso. ¿Qué es lo peor que puede pasar si no acierto? ¿Acaso no me permito equivocarme? ¿Todas las decisiones que tomo han de ser correctas?
  • Falta de costumbre. La mejor forma de ser “bueno” al tomar decisiones es tomándolas. Puedes empezar a tomar decisiones pequeñas pero con más frecuencia (decidir rápidamente qué ropa ponerte, a qué restaurante ir a comer, qué ruta tomar…). Poco a poco me iré sintiendo más cómodo y más seguro tomando decisiones más importantes (¿renuncio al trabajo?, ¿me mudo de casa?, ¿termino esta relación?…).
  • Estrés. Cuando estamos bajo condiciones de estrés y debemos tomar una decisión, no sabemos qué hacer o cómo empezar y este sentimiento crece conforme pasa el tiempo. Por ello, es importante que dispongas de un sistema de toma de decisiones que te facilite el proceso y que te permita aprender más de cada decisión que tomes.
  • Perspectiva dicotómica. Cuando nos planteamos la decisión en términos dicotómicos de sí-no, todo-nada, siempre-nunca… estamos limitando las posibilidades. Así pues, también solemos pensar que si decidimos algo, entonces ya no podemos tener acceso a ninguna otra cosa o situación que sea contraria. ¿Dejo el trabajo o continúo igual? ¿empiezo el proyecto o lo cancelo?
  • Necesidad de reafirmación. Tomamos decisiones y buscamos personas que estén de acuerdo con la decisión que hemos tomado para sentirnos mejor con nosotros mismos. Tendemos a buscar razones para confirmar que la decisión que hemos tomado es la correcta. La reafirmación limita nuestra capacidad para recibir retroalimentación, ya que solo escucharemos a personas que están de acuerdo con nosotros.
  • Consecuencias a corto plazo. En ocasiones nos sentimos impulsados por la emoción que a corto plazo sentiríamos al tomar una decisión, como alivio, satisfacción, seguridad… Estas emociones suelen empujarnos a tomar decisiones que no son sostenibles o que no son adecuadas para nuestra vida a medio o largo plazo.
  • Confianza excesiva. Debemos tener una visión positiva pero abierta al posible fracaso. Así pues, es muy importante que tras haber tomado la decisión y haberla puesto en marcha, evaluemos si ha sido una decisión correcta o podríamos haber tomado otra, y esto me ayudará a mejorar en futuras ocasiones.

La dificultad para optar entre dos o más alternativas que generalmente tienen relevancia para nosotros hace que permanentemente cuestionemos la fundamentación de nuestras decisiones. La indecisión puede superarse entrenando nuestra capacidad para tomar decisiones mediante un proceso de solución de problemas.

Jose Antonio Arranz Alonso

Psicólogo Clínico

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La indefensión aprendida

30/10/2017 Deja un comentario

Resultado de imagen de indefensiónSe trata de una condición psicológica en la que aprendemos a creer que estamos indefensos, que no tenemos ningún control sobre la situación en la que nos encontramos y que cualquier cosa que hagamos es inútil; incluso si realmente se nos da la oportunidad para cambiar algo, no lo hacemos, impedidos por el pensamiento negativo que tenemos.

La teoría de la Indefensión Aprendida, descrita por el psicólogo Martin Seligman, explica cómo obteniendo resultados negativos al intentar solucionar alguna situación, caemos en una percepción de incapacidad, y aprendemos a comportarnos de forma pasiva. A raíz de sus experimentos con animales, descubrió que tras someter a un animal a descargas eléctricas sin posibilidad de escapar de ellas, dicho animal no emitía ya ninguna respuesta para huir aunque, por ejemplo, la jaula hubiese quedado abierta. El animal había aprendido a sentirse indefenso y a no luchar contra ello.

¿Cómo se origina la indefensión aprendida?

La mayoría de las veces que nos decimos a nosotros mismos que no podemos hacer algo, suele ser porque otra persona (a veces inconscientemente), nos ha inducido este estado, emitiendo mensajes del tipo “no vales para nada”, “tú no sirves para eso”, “no lo vas a poder conseguir”…

Por ejemplo, cuando un profesor le dice a un estudiante que  no vale para estudiar, o que no va a aprobar el curso, o percibe que sus padres no confían en sus posibilidades, empieza también a creerse que no es capaz de sacárselo y por tanto empieza un comportamiento más pasivo, en el que cada día estudia menos, y por tanto sus resultados son peores.

Otro claro ejemplo son las mujeres maltratadas. Cuando vemos estas situaciones desde fuera, pensamos que hubiéramos buscado ayuda o hubiéramos puesto solución antes. Los hombres que maltratan a sus mujeres, les inducen esta indefensión diciéndoles cosas como “dónde vas a ir si no estás conmigo”, “no vas a poder valerte por ti misma”… con lo que las mujeres psicológicamente no pueden hacer nada ya que han aprendido a sentirse incapaces de salir de esta situación.

Cuando una persona se le castiga de manera continua sin importar lo que haga, desarrolla indefensión aprendida, por lo que deja de responder e intentar. De esta forma, la teoría de la Indefensión Aprendida se relaciona con la depresión clínica, ya que nos afecta tanto cognitiva como afectivamente.

En otras ocasiones, nuestra historia de numerosos fracasos es la que nos hace vernos lejos del éxito. Adquirimos indefensión aprendida al ser ineficaces o menos sensibles para determinar las consecuencias de nuestro comportamiento.

Al intentar llevar a cabo algo que siempre deseamos hacer, pero, debido al fracaso, acabamos por perder la ilusión y abandonamos cediendo ante nuestro objetivo. No olvidemos que siempre podemos aprender, que siempre podemos mejorar. Si aprendemos de nuestros errores, si insistimos, si tratamos de mejorar nuestra autoestima pensando en que sí podemos hacerlo, seremos capaces de hacer muchas más cosas de las que nos creemos.

Jose Antonio Arranz Alonso

Psicólogo Clínico

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¿ Qué causa un trastorno alimenticio?

17/10/2017 Deja un comentario

trastorno alimenticioLos trastornos alimenticios emergen de la combinación de conductas presentes instauradas durante un largo periodo de tiempo, de factores biológicos, emocionales, psicológicos, interpersonales y sociales.

Aunque los trastornos alimenticios pueden comenzar con preocupaciones por la comida y el peso, son mucho más que solamente comida. Las personas con trastornos alimenticios pueden utilizar la comida y el control sobre la comida como un intento para compensar los sentimientos y emociones que de otra manera son vistos como insoportables. Para algunos, la dieta, los atracones y la purgación pueden comenzar como una forma de lidiar con las emociones dolorosas y para sentirse en control de su vida personal, pero al final estos comportamientos dañan la salud física y emocional, la autoestima y la sensación de competitividad y control de la persona.

Factores psicológicos que pueden contribuir en los trastornos alimenticios:

  • Baja autoestima.
  • Sentimientos de insuficiencia o falta de control de su vida.
  • Depresión, ansiedad, enojo y soledad.

Factores interpersonales que pueden contribuir en los trastornos alimenticios:

  • Relaciones personales y familiares problemáticas.
  • Dificultad para expresar sentimientos y emociones.
  • Haber sido ridiculizado por la talla o el peso.

Factores sociales que pueden contribuir en los trastornos alimenticios:

  • Presiones culturales que ensalzan la “delgadez” y le dan un valor añadido a obtener un “cuerpo perfecto”
  • Definiciones muy concretas de belleza que incluyen solamente mujeres y hombres con ciertos pesos y figuras
  • Normas culturales que valorizan a las personas en base a su apariencia física y no a sus cualidades y virtudes internas

Factores biológicos que pueden contribuir en los trastornos alimenticios:

  • Los científicos todavía se encuentran investigando las posibles causas bioquímicas o biológicas de los trastornos alimenticios. En algunos individuos con trastornos alimenticios, se ha encontrado que ciertas substancias químicas del cerebro (llamadas neurotransmisores) que controlan el hambre, el apetito y la digestión se encuentran desbalanceados. El significado exacto y las implicaciones de estos desbalances aún se encuentran en investigación.

Factores genéticos que pueden contribuir en los trastornos alimenticios:

  • Los estudios actuales nos indican que la genética contribuye de manera significativa en los trastornos alimenticios.

Jose Antonio Arranz Morales

Psicólogo Clínico

 

 

 

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¿Por qué acudir a terapia de pareja?

10/10/2017 Deja un comentario

Resultado de imagen de terapia parejaTodas las parejas viven periodos de crisis, malos momentos y tropiezos, de cómo transcurran estos procesos, podrán o no recuperar el amor, y en este momento es donde puede ayudar la terapia de pareja. No permitas que un pequeño bache pueda arruinar tu relación.

La terapia de pareja consiste en un proceso terapéutico dirigido por un psicólogo, el cual ayudará a las parejas de cualquier condición a resolver los problemas en su relación y a mejorar la misma.  Realmente consiste en ayudar a las parejas a resolver conflictos, a aprender a comunicarse de manera efectiva, a entenderse mejor, a mejorar su conexión emocional y a fortalecer sus vínculos.

El objetivo principal de la terapia cognitivo conductual es recuperar una relación casi perdida, no obstante existen otros objetivos que persigue este tipo de terapias como es, el tener una ruptura poco conflictiva, en efecto, que produzca el menor daño posible en ambas partes implicadas y las personas que les envuelven, tanto si es para romper la relación o para recuperarla. Además, y pudiéndolo clasificar como el objetivo más importante es el de enseñar a las personas implicadas a poder solucionar y resolver los conflictos futuros por ellos mismos, sin asistencia externa.

Existen multitud de factores, tanto personales como del entorno, que pueden influenciar en la relación de pareja creando situaciones conflictivas y de crisis. Entre los principales motivos de consulta destacan:

  • Problemas de comunicación: la comunicación es un factor indispensable para que una pareja funcione, ya que es el canal a través del cual los dos miembros de la pareja se expresan entre sí. En ocasiones, se producen déficits en la comunicación y se manifiestan más conductas verbales y no verbales negativas, entrando en juego la agresividad, la ira, la ironía o la ofensa.
  • Dificultad en la resolución de conflictos: puede haber un fracaso o error cuando se intentan solucionar ciertos problemas, sin poder afrontar de manera adecuada las discusiones y las soluciones.
  • Situaciones de agresividad y violencia: pueden producirse situaciones hostiles, de ira y violencia en las discusiones.
  • Infidelidad: la infidelidad suele ir acompañada o venir precedida de malestar en las relaciones de pareja.
  • Insatisfacción sexual o disfunciones sexuales en la pareja: puede haber inapetencia sexual, disfunción orgásmica, etc.
  • Desequilibrio de poder: el desequilibrio o el exceso de poder por parte de uno de los cónyuges, tomando el control en la toma de decisiones de la pareja (p.ej., en temas económicos, ocio, distribución del trabajo en el hogar, etc.) puede invadir el espacio personal del otro, y generar tensiones.
  • Falta de cooperación: para procurar una relación equilibrada es fundamental la cooperación por parte de los dos miembros. Los conflictos pueden llegar por la falta de cooperación, sobretodo en temas como las tareas domésticas, que en muchos casos acaban con reproches, frustraciones o insultos.
  • Falta de confianza: pensar o imaginar de forma continua que puede estar haciendo el otro cónyuge puede ocasionar inseguridad, angustia o incluso depresión.
  • Desacuerdos: pueden haber desacuerdos en áreas como los temas financieros, la educación de los hijos, etc., que pueden conducir a discusiones y tensiones.
  • Problemas con la familia de origen.
  • Presencia de psicopatología en uno de los miembros de la pareja.

Si estáis atravesando un periodo de crisis en vuestra pareja y necesitais asesoramiento y ayuda psicológica, no dudeis en contactarme.

José Antonio Arranz Morales

Psicólogo Clínico

 

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Agorafobia, ¿qué es y cómo se manifiesta?

03/10/2017 Deja un comentario

 Resultado de imagen de agorafobiaLa agorafobia es la presencia de reacciones de miedo o ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones características donde suele resultar difícil o embarazoso escapar, o donde la ayuda puede resultar dificultosa, en caso de que la persona que lo sufre sienta un ataque de pánico espontáneo, o en el caso de que se sienta un miedo y una ansiedad muy intensa.

La persona que sufre agorafobia, tiende a evitar o a escapar de estas situaciones que le generan malestar, o bien las tolera con extrema ansiedad, o con la ayuda de otra persona. Algunas de las situaciones que se tienden a evitar por temor a pasarlo mal, serían las relacionadas con:

  • estar solo fuera de casa, estar lejos de casa, o estar solo en casa
  • los lugares públicos, los lugares abiertos (calles, plazas, centros comerciales…)
  • los lugares concurridos y cerrados (ascensores, restaurantes, cines, teatros, iglesias…)
  • viajar en transportes públicos (metro, tren, avión, autobús…)
  • estar entre mucha gente (fiestas, reuniones, conferencias, manifestaciones…)
  • las colas de los supermercados
  • los atascos de tráfico, etc.

La persona con agorafobia, no sólo evita lugares o situaciones, sino que también puede evitar algunas actividades en las que pudiera experimentar síntomas relacionados con la ansiedad, como por ejemplo:

  • tomar café o bebidas estimulantes
  • ponerse de pie bruscamente
  • pasear cuando hace mucho frío o mucho calor
  • ver películas de horror, excitantes, o de suspense
  • discutir o participar en debates “acalorados”
  • asistir a eventos deportivos

Generalmente la persona que padece agorafobia, ha sufrido algún ataque de pánico en el que ha experimentado una gran ansiedad, con algunos de los siguientes síntomas:

  • latidos fuertes o acelerados del corazón
  • dolor o molestias en el pecho
  • dificultad para respirar
  • sensación de falta de aire, ahogo o asfixia
  • vértigos, mareos o sensación de inestabilidad
  • sudoración
  • nauseas u otro malestar estomacal
  • temblores o sacudidas de brazos o piernas
  • sensación de irrealidad o de estar en un sueño

Cuando la persona empieza a experimentar estos síntomas o anticipa que pueden ocurrirle, interpreta de forma errónea estas situaciones, pensando o creyendo que puede ocurrirle alguna desgracia mayor, como por ejemplo:

  • que no podrá controlarse, pensar o razonar, o incluso volverse loco
  • que no podrá respirar y se asfixiará
  • que le está entrando un ataque al corazón o un derrame cerebral
  • que llamará la atención, hará el ridículo o necesitará ayuda

Cuando la persona entra en el círculo de evitar estas situaciones para que no le ocurran las desgracias que anticipa que pueden pasarle, en el momento disminuirá su nivel de malestar, ya que no ha tenido que enfrentarse a eso que le genera ansiedad; no obstante, a medio-largo plazo, lo único que consigue es mantener el problema o incluso agravarlo, generalizándolo a cada vez más situaciones evitadas. Por tanto, la agorafobia puede interferir de manera significativa en la vida familiar, laboral y social de la persona que la padece.

¿Cómo se trata la agorafobia? La Terapia Cognitivo-Conductual es el método de tratamiento más habitual y eficaz para esta problemática. El programa de intervención para la agorafobia incluye los siguientes componentes:

  • aprender qué es la ansiedad/pánico y la agorafobia; entender cómo se produce y cómo se soluciona.
  • aprender a reinterpretar las sensaciones físicas que padece, entendiendo que en ocasiones las interpretamos de forma errónea, y poder encontrar alternativas más racionales que disminuyan el nivel de ansiedad.
  • aprender a tolerar ciertas sensaciones físicas, sin por ello tener que desencadenar un ataque de pánico o un nivel extremo de ansiedad.
  • aprender a exponerse gradualmente a las situaciones evitadas de forma que pueda ser capaz de asistir a cualquier lugar y realizar cualquier situación sin el miedo a que pueda experimentar ansiedad o incluso ocurrirle algo peor.

José Antonio Arranz Morales

Psicólogo Clínico

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La importancia de la comunicación familiar

26/09/2017 Deja un comentario

comunicaciónLa comunicación (verbal y no verbal) nos permite expresar sentimientos, deseos y opiniones; conocernos y conocer a los demás. Sin embargo, aunque sabemos que la comunicación es muy importante para todos, en muchas ocasiones en las relaciones familiares no sabemos expresarnos.

La cuestión no es solo hablar, sino hablar bien. Es muy importante que te comuniques con tu hijo, y que, además, lo hagas diariamente; otra cosa es que él lo haga, que lo hagáis bien e importantísimo, que os entendáis. Hablar mucho no es sinónimo de que la comunicación sea la adecuada ¿Qué hace falta entonces? Hay que hablar cuando sea necesario, en los momentos adecuados y con mensajes que lleguen y se entiendan. También es importante que a quien nos dirigimos se sienta escuchado, y sobre todo, comprendido.

Veamos pues los puntos clave para una comunicación afectiva y positiva:

  • Escucha activa: se caracteriza por atender a la persona que nos está hablando sin interrumpirla mientras dura su discurso. Para ello, dejamos de hacer lo que estamos haciendo y nuestra atención se centra en la persona que se está dirigiendo a nosotros. La miramos a los ojos y vamos asintiendo con la cabeza en señal de que estamos recibiendo el mensaje.
  • Conectar con las emociones de los otros es importante para establecer el tono de la conversación. Por ejemplo, si tu hijo llega a casa con mala cara, queda claro que algo malo le ha sucedido, por lo que es probable que esté triste o enfadado. Sintonizar con sus emociones negativas le ayudará a sentirse comprendido por ti y ese fomentará que se abra y te cuente lo que le preocupa.
  • Apoyo y/o comprensión: son muy necesarios para que tu hijo encuentre el contexto ideal con el que poder expresarse libremente. Puede que lo que os cuente no tenga una importancia crucial pero si restas importancia a lo que te dice, en un intento de minimizar su malestar, no vas a obtener más que un rechazo hacia ti y la sensación por parte e tu hijo de que no te enteras. Afortunadamente, no está en edad de preocuparte de “verdaderos problemas” pero no por ello deja de tener los suyos.
  • Evitar sentenciar: Hay que evitar ciertas palabras que determinan lo que estás diciendo, adverbios del tipo “nunca” o “siempre” indican una falta de flexibilidad por tu parte que no permiten que tu hijo tenga opción a cambio. Evita sentenciar. Querer parecer contundente al utilizarlos se puede volver en tu contra, ya que si afirmas “Como siempre estas igual, nunca aprendes”, tu hijo te puede llegar a dar la razón con su comportamiento (seguirá igual y nunca aprenderá). Ahí tu lenguaje es tu peor enemigo: generas profecías no deseadas que pueden acabar cumpliéndose.
  • Hablar en positivo: Utilizar términos como los anteriormente descritos de “nunca” o “siempre” imposibilitan hablar en términos positivos. Si tu hijo se abre y te cuenta algo, responder con un no seguido de un argumento supone una recriminación (Por ejemplo, si él te cuenta que tiene dificultades en cierta asignatura, no puedes decirle: “No estudias suficiente”) y además no le das esa autonomía que necesita para él mismo encontrar una solución.
  • Adivinar o interpretar: según nuestras creencias lo que nos están contando. Tampoco anticipar o dar por hecho algo que ni siquiera nos han contado. De esta forma evitaremos que se sientas atacados y no contestará a la defensiva.
  • Comparar: es altamente nocivo en la comunicación. Por un lado, porque no nos centramos en la cuestión, ya que añadimos elementos externos (ejemplo: comprar con él/la hermano/a). y, por otro lado, porque lejos de motivar, reduce la orientación al cambio. Tu hijo no se ve apoyado por ti, más bien: observado, encasillado… respeto a otra persona. Le duelen y le molestan las comparaciones porque necesita que centremos nuestra atención en él y, al hacerlo, lo que justamente hacemos es desviarla.

Esto no quiere decir que no acabéis teniendo discusiones, porque si las tendréis y además, son necesarias para que dos personas puedan exponer sus propias opiniones y llegue a un acuerdo. Las relaciones interpersonales no se deterioran porque estas discutan, se deterioran cuando las personas  no saben discutir. Para que una discusión no acabe en pelea y constituya un intercambio de opiniones con un acuerdo final o con un entendimiento aunque se tenga diferente perspectiva es necesario evitar ciertos comportamientos y actitudes.

Seguro que teniendo en cuenta estos puntos claves y poniendo un poco de paciencia por nuestra parte, la comunicación se hará más fácil.

José Antonio Arranz Morales
Psicólogo Clínico

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La depresión: el mal de nuestro tiempo

19/09/2017 Deja un comentario

depreLa depresión afecta a millones de personas en el mundo entero. Es un trastorno del estado de ánimo que presenta alteraciones del humor y un estado emocional negativo de carácter prolongado y persistente. Presenta una serie de características en las diferentes áreas de la persona. En su estado de ánimo manifiesta sentimientos de tristeza, preocupación, vacío y melancolía. En su pensamiento tiene dificultades de concentración, pérdida de interés, pensamientos negativos, culpa, indecisión e ideas suicidas. En su conducta presenta retraso o agitación psicomotriz, tendencia al aislamiento y al llanto. Finalmente, en el área somática la persona puede padecer insomnio o hipersomnia, fatiga, aumento o disminución del apetito, pérdida o incremento de peso, malestares gástricos y/o falta de deseo sexual.

Es curioso que ante un mismo acontecimiento estresante, unas personas se deprimen y otras no. La causa está en que los sujetos que padecen o pueden padecer una depresión tienen una visión negativa de sí mismos o del entorno y de su futuro. Interpretan sus experiencias como pérdidas acompañadas de fracasos y frustraciones, viendo su futuro de la misma manera. Se sienten desesperados y responden con pasividad a las nuevas situaciones.
Esta forma de ver las cosas está basada en unos esquemas distorsionados de la realidad que se activan ante situaciones estresantes. Los errores con los que juzgan la realidad pueden ser múltiples. Algunos de ellos son los siguientes:
• Todo o nada: Ver las cosas en términos absolutos, blanco o negro, nunca grises. «Si fracaso en algún hecho importante, como no debo, soy un fracaso total».
• Adivinar el futuro: Presagios y predicciones negativas respecto a uno mismo. «Se están riendo de mí porque he fracasado. Me despreciarán para siempre».
• Fijar la atención en lo negativo: Es un filtro mental en el que sólo se ve lo negativo de uno mismo. «No puedo soportar que las cosas me vayan mal y no deben irme mal. Ya no veo nada bueno en mi vida».
• Descalificar lo positivo: El reverso del anterior: lo positivo no cuenta. «Cuando me felicitan por las cosas buenas que he hecho, lo único que hacen es ser amables conmigo y olvidar las estupideces que no debiera haber hecho».
• Minimización y amplificación: Se minimizan los aciertos y se maximizan los errores. «Mis aciertos son pura casualidad y no son importantes. Mis errores, que nunca debiera haber cometido, son un total desastre».
• Razonamiento emocional: Razonar a partir de los sentimientos.»Como mi comportamiento ha sido tan pobre y no debiera haberlo hecho, me siento un total incompetente y mi sentimiento prueba que lo soy».
• Etiquetar y generalizar: Identificación negativa con un acto equivocado. «Como no debo fallar en un trabajo importante y lo he hecho, soy un perdedor y un completo fracaso».

Estos esquemas distorsionados se corresponden a «debo», «tengo que», «no debo», «no debiera», etc., obligaciones absolutas que dan lugar a los «tremendismos», a los «no puedo soportar» y a la «condena» de uno mismo, ocasionando los sentimientos extremos de ansiedad, ira y depresión.

Las consecuencias que puede tener un estado depresivo son muy diversas y afectan a todos los aspectos de la vida:
• En el área personal se tiende a una despreocupación por el cuidado e higiene de la persona, abandonando actividades que le resultaban gratificantes.
• En el área laboral la persona tiende a desmotivarse y no preocuparse por su trabajo, lo que puede conducirle a problemas laborales e incluso al despido.
• En el área social la apatía tiende a hacerle abandonar las relaciones sociales, perdiendo amistades.

Una persona que no trate su depresión puede llegar a sufrir un gran malestar durante un largo período de tiempo (+ 2 años) y un aumento de las recaídas posteriores. Con un tratamiento adecuado, el episodio depresivo se reduce considerablemente a + 6 meses y el sujeto puede llegar a protegerse de recaídas posteriores. Este tratamiento debe estar compuesto conjuntamente por una terapia farmacológica y por una terapia psicológica. Esta última se realiza diseñando una serie de actividades que debe realizar el sujeto de forma gradual, empezando por tareas sencillas y de menor esfuerzo. Se le reforzarán estas pequeñas acciones y se le entrenará en resolución de problemas y aprendizaje de habilidades de afrontamiento. Esto hace que el sujeto recupere la confianza en sí mismo y lleve a cabo tareas gratificantes que hace tiempo había abandonado. Por último, se le enseña a remplazar los pensamientos distorsionados que generan gran malestar por otros pensamientos más positivos y adaptativos.

José Antonio Arranz Morales
Psicólogo Clínico

Archivada en: Psicología, Salud

Establecer límites: Aprende a decir no

10/10/2015 2 comentarios

Psicólogo Bruselas Foto Establecer límites

Las habilidades sociales nos ayudan a desarrollarnos como personas. Gracias a ellas podemos defender nuestros derechos de forma adecuada. En ocasiones nos encontramos con una limitación a la hora de defender algún derecho básico, por ejemplo, decir no a alguna petición que no nos apetece. Son muchas las estrategias que utilizan nuestros iguales para tratar de convencernos, y en ocasiones somos manipulados y accedemos a sus peticiones. Esto nos puede llegar a frustrar.A continuación, describo varios puntos relacionados con este asunto:

  1. Establecer límites es algo muy importante entre la persona y el mundo que nos rodea. Saber diferenciar estas fronteras que te separan de los demás, y saber decir no de forma clara y natural ante cualquier situación, es necesario para reconocer nuestra identidad y conocerse como individuo.
  1. ¡Deshazte de los miedos! Muchas personas temen que al decir no se provocan determinas consecuencias negativas para la convivencia, por ejemplo:
    Discusiones: si no digo que sí, se va a enfadar conmigo.
    Aislamiento: si no digo que sí, no me querrá.
    Falta de confianza en uno mismo: tengo que decir que sí.
    Humillaciones: si no digo que sí se reirán de mí.
    Soledad: si no digo que sí me quedaré solo.
    Solo son miedos irracionales que limitan el desarrollo social de la persona.
  1. Establecer límites es una muestra de personalidad. Dota de confianza a la persona, nos diferencia del resto y es positivo, ayudándonos a hacernos valer. Establecer límites evita relaciones y circunstancias insanas, como el abuso psicológico, el maltrato físico y la manipulación.
  1. Toma de decisiones y resolución de conflictos. Una persona que sabe establecer sus propios límites, atendiendo a sus deseos y prioridades, también puede verse envuelta en una situación complicada, donde su bienestar se vea perjudicado, pero solucionará sus conflictos y tomará decisiones de manera más acertada para ella misma.
  1. Deja de culpabilizarte. Debemos asimilar que decir no y establecer límites no es un acto negativo. Por ello no debemos sentirnos egoístas. Hay que dejar atrás el pensamiento: “¿y si no lo hago…?”.
  1. Atrévete a plantar cara. Hay que tener valentía para decir no y defender tu opinión ante otra persona. Confía en ti mismo.
  1. Establecer límites requiere comunicación. Debemos decir no de forma correcta sin ser pasivos ni agresivos, y sin mostrar miedo, expresando nuestros gustos, ideas y deseos siempre de forma correcta.
  1. Reflexiona antes de tomar una decisión que pueda afectar a tus límites. Es mejor negarse a hacer algo que dar precipitadamente un sí a la ligera. De esta forma ganamos tiempo para reflexionar sobre algo de lo que no estamos seguros.
  1. ¿Cuándo no estás respetando tus límites? Cuando una persona pierde el contacto con lo que quiere, con lo que le gusta, con lo que sustenta sus decisiones, está rompiendo sus límites y su identidad, ya que esos deseos son dominados por la voluntad de otra persona.
  1. Decir no es un derecho de la persona. Poseer poder de decisión, valorarse a uno mismo y velar por nuestros propios intereses, reconociendo la individualidad y rechazando aquello que no queremos, es un derecho humano universal.

José Antonio Arranz

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Quién es José Antonio Arranz

portadaOK-2Soy licenciado en Psicología (Especialidad “Psicología Clínica”) y Experto en Psicopatología y Salud por la Universidad española (UNED). [ver más información]

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